domingo, 2 de octubre de 2016

La vida, caja de sorpresas.

Por Elisa Cobos Enríquez.                                                                                               



Algunas personas me decían: __ ”¿Para qué se  va  a operar de la catarata? A su edad y con todos esos problemas  de salud, para qué se va a exponer, no le va a ir bien.”

Realmente me sorprendían con su pregunta y su triste pronóstico __” Para qué?” Pues para ver bien, para mejorar mi calidad de vida, no porque una ya tenga sus añitos va a estar arrumbada en un lóbrego rincón. Les regresaba la preguntaba: “¿Tú no confías en Dios?” Si el médico me aseguró que todo saldría bien, y me encomendé a Dios y le dije: Hágase  tu  voluntad. Pues hay que confiar en él.  Él lo sabe todo.

Han pasado 3 semanas de la cirugía y estoy feliz,  ahora veo los colores más intensos, ya veo bien las letras y leo de corrido, como hace varios años. Una vez que releía La Aventura de la Catarata mis hijos bromearon conmigo, me dijeron: __ “Pero no estás leyendo, te lo aprendiste de  memoria.”   Cómo me reí de esa ocurrencia, reconozco que  al no ver  bien cancaneaba mucho, aun así leía, ya no confundo las letras.

Ahora disfruto más el leer y el escribir, la vista es uno de los regalos que  Dios nos dio al igual que la ciencia  y  hay  que aprovecharlos bien, me gusta sentarme en el corredor y ver el cielo cuando corretean las nubes; el árbol de mango  cómo mese sus ramas  con  el viento,   antes lo veía todo borroso, enseguida sentía cansancio, me molestaba la luz y en las  sombras no distinguía, me perdía ver con detenimiento a la naturaleza, otro regalo de Dios.

Hace unos días vino una visita,  me platicó que tiene catarata, pero por nada del mundo dejaría que lo operen ni que le anden en los ojos, que sería algo problemático y doloroso. Yo le di mi experiencia, no lo es ni una cosa ni la otra, al menos con el doctor Noé, comencé diciéndole que antes también pensaba así, pero  ahora que veo tan bien  me alegro que lo intenté y todo salió de maravilla. El señor se animó y dice que se operará. 

Cuando fui a consulta con el médico le llevé el suplemento Kaniwá, creyendo darle una sorpresa, pero ya lo había leído, otro médico compañero de él se lo llevó, le  dijo que le llamó la atención el título y le gustó, así que la sorprendida fui yo.

La vida está llena de sorpresas, cada día es una nueva oportunidad. ¿Por qué nosotros mismos nos vamos a limitar por nuestros miedos?  Yo quería recuperar mi vista para leer, ver bien mi jardín, las hojas lustrosas en sus diferentes tonalidades  y las sonrisas de mis nietos y bisnietos.


Texto Publicado en: Kaniwá #71 Suplemento cultural del periódico La Opinión, Poza Rica de Hgo; Veracruz. México, de 10  de septiembre  de 2016.







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