miércoles, 20 de abril de 2016

¿Cárcel a predicadores de la palabra de Dios?

Por Joel García Cobos.

En días pasados se informó en los medios de comunicación, que el 25 de mayo, se debatirá en el Senado, una ley para poner “tras las rejas a quienes prediquen la palabra de Dios en horas impropias”. Así mismo se intenta condenar “a las congregaciones que tengan el sonido alto en el culto o que anden visitando los hogares para buscar adeptos…” de igual forma se pretende frenar por igual la acción de incomodar a la familia de parte de “cobradores, aboneros, e incluso la policía misma.” El castigo será hasta 6 semanas de cárcel.


Esta medida, es injusta, según mi punto de vista,  está en contra de las garantías individuales, pues cualquier grupo o individuo con toda  libertad, puede ir de casa en casa o hablar en algún lugar público y comentar y difundir lo que quiera, siempre y cuando no atente contra nadie. En el caso de los predicadores, se dedican a hablar de Dios, a leer la Biblia y otros libros,  muchas personas con estos conocimientos  llegan a abandonan malos hábitos y mejorar sus relaciones familiares.
En el caso de vendedores y cobradores, es un ramo del comercio,  por medio de esta honrada actividad muchas personas y familias adquieren sus ingresos y se ganan la vida. Si se dan algunos casos, hay una señora que en una tina, vende varios productos del campo, y aunque uno le diga “no gracias”  o  “en otra ocasión” ella sigue con volumen más alto, proponiendo sus mercancías.
Esto, puede llegar a irritar, pero lo que debemos es comprender que quiere ganar algún dinero y llevar a su casa, está luchando en esta vida de tanta competencia, por vender y sacar adelante a su familia.
Lo que violenta la placidez de los hogares mexicanos no son ni predicadores ni cobradores, pues los primeros con no abrirles la puerta se van enseguida, y los segundos, si no quieres que te cobren no compres y ya. Lo que molesta, son tanta inseguridad, desempleo, atropellos; que cada día los productos y servicios están más caros;  tantos accidentes causados por el alcoholismo; tantos asaltos y robos; la impunidad; la corrupción; las mentiras; que no les paguen sus pensiones a los ancianos y trabajadores gastados por la vida;  los políticos que desaparecen los presupuestos y sumen en la miseria a estados enteres,  cientos de municipios y millones de ancianos, mujeres, jóvenes  y niños, que tienen hambre.
Y es aquí, donde miles de predicadores llegan hasta nuestros hogares, hospitales, centros de trabajo, escuelas,  en la calle misma,  y con una sonrisa en sus labios nos repiten aquellas palabras: __”Venid a mí, todos aquellos que están cargados y cansados, y yo os haré descansar” nos recuerdan las palabras de Aquel que fue golpeado, ridiculizado y ensangrentado: __”Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mi” y con unas frases nos dan esperanza: __” He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.”
Así que, llegue el 25, gane Donald o Hilary,  aprueben esta o la Ley Dominical, Cristo viene pronto.  



Texto Publicado en: Kaniwá #49 Suplemento cultural del periódico La Opinión, Poza Rica de Hgo; Veracruz. México, del 10  de abril de 2016.



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