martes, 16 de febrero de 2016

Siempre en Domingo



Por Joel García Cobos.

Hubo una vez un programa de televisión en un país llamado México, tan extenso y tan lleno de artistas nacionales y extranjeros, que la gente se pasaba toda la tarde frente a su televisión, observando a los nuevos y cantando las melodías de los ya consagrados.


Se dice que dicen, comenzó en 1969, correteando una India María enamorada de su güerito, el   Director y Productor llamado Raúl Velasco, que era cuñado de un ex presidente,  accionista de la nueva empresa que se formó de 2 anteriores: Televisa.

La gente recuerda que el programa duraba un promedio de 3 horas y media y un máximo de 5; tenía en su repertorio para todos los gustos,  niños, jóvenes, adultos  y ancianitos, una de estas se hizo famosa porque en quién sabe cuántos años no dejó de asistir al estudio de grabación; y fue creciendo su importancia que llegó a transmitir a muchos países de América, incluido claro está, Estados Unidos con su audiencia hispana; Europa, Asia, no se recuerda si también África  y Oceanía; Los artistas y productores de habla inglesa se quejaban porque casi no le daba chamba.


Otra asunto que se dice y pasa de generación en generación, es que en el mundo, en ese entonces, había muchos y muy fuertes problemas políticos y  sociales, en México había pasado recientemente la Matanza de Tlatelolco, con sus historias de horror y lesión a los derechos humanos,  la población en general y el gremio estudiantil estaba inconforme y agitado con el ex gobierno represor del ex presidente Díaz Ordaz; pero este programa musical gustaba a las masas y era como una pastillita de Valium,  la gente se pasaba viéndolo y comiendo palomitas, muy despreocupada, duró 29 años, mientras varios países de América sufrían invasiones, agresiones y guerrillas.

Se dice que se contaba de esa aparente calma de nuestro país, las conciencias adormecidas estaban orgullosas porque se adulaba con fines benéficos que México era la Puerta de América para los artistas de todo el mundo, que  si triunfaban en México tenían asegurado el éxito en todo el continente, y no era muy difícil de creerse, pues dícese que se decía que los socios del Canal de las Estrellas lo eran además de salones de baile, teatros y demás negocios relacionados a la próspera farándula.   


Las crónicas también cuentan  que en este país de ensueño, cada jovencita o jovencito esperaba a su príncipe azul  o princesita azul,  innegable que el programa fascinaba, la gente lo veía para ver a sus  reyes y princesas y saber cómo se vestían, cantaban, comían, bailaban,  actuaban, se divertían, incluso se besaban o se peleaban, rompían guitarras y otras cosas más, algunos países muy cercanos al corazón de México estaban siempre presentes los domingos a través de sus favoritos: Cuba: con Celia Cruz; Gloria Estefan; Jon Secada; España nos invadió otra vez con Mocedades; Rucio Durcal; Julio Iglesias;  Camilo Sesto; Rucio Jurado;  Raphael, Miguel Ríos; Miguel Bosé; Alaska y Dinarama; Parchís; Hombres G; Locomia; Mecano; Pedro Marín; Mónica Naranjo.


Argentina se gana un párrafo para ella sola, y aunque lloraba sus golpes de estado, su súper inflación y sus miles de desaparecidos, sus artistas no salían de México: Leo Dan; Palito Ortega; Sandro de América, que volvía locas a las jovencitas con sus ropas estrafalarias, movimientos; Libertad Lamarque, ya vivía aquí exiliada; Pimpinela; Leonardo Favio; Pierro, que no era de nacimiento argentino; Charly García; Pablito Ruiz; Amanda Miguel; Diego Verdaguer; Laureano Brizuela; Soda Stereo.

 Colombia bailaba al ritmo de Shakira y la  Sonora Dinamita. Brasil pagó su cuota con Nelson Need, Roberto Carlos, Denise De Kalafe que llegaron cantando en portugués pero luego luego supieron lo que les convenía; Italia: endulzaba el oído con su idioma amistoso y musical: Laura Pausini; Ricchi e Poveri; Gigliola Cinquetti; Eros Ramazzotti; Massimo Ranieri; Nicola Di Bari, estos también pronto cantaron en español, aunque de vez en cuando se dejaban escuchar en su idioma original pues  el acento italiano gusta mucho en México y más en canciones tan románticas que traían; Chile, con Monna Bell que llegó para quedarse, y Sonia La Única, que cantó con éxito la canción que dicen le escribió el maestro Armando  Manzanero: Esta noche la paso contigo; Puerto Rico: Menudo, Chayanne; Ricky Martin, quién no conoce a estos fenómenos del ritmo.

Estados Unidos entró de todos modos con artistas de ascendencia latina como  Manuela Torres que salió de pleito con los hermanos Castro por aquello de quién fue primero, el huevo o la gallina, y que Velasco llamó La que nació para cantar; Vicky Car; Selena, que dicen dio el más alto auditorio al programa; y de habla inglesa reconocidos:  Ray Conniff, que ponía frenético al público del estudio; Eydie Gorme.

Venezuela, pocos: Jose Luis Rodríguez El Puma; Ricardo Montaner; Franco de Vita;  Los Chamos; Ma. Conchita Alonso, nacida cubana y reina de belleza en Caracas.

Se cuenta y va de boca en boca, que  el programa imponía sus reglas, en el mes patrio no se presentaba ningún artista extranjero, solo mexicanos. Pero en octubre se emparejaban, no faltaban los pegajosos españoles, con su constante sonrisa y su estribillo, “amo a México, me siento mexicano(a), México es mi segundo hogar…” que pronto copiaron  también los de otras naciones;  además, se dice que cuando el artista griego nacido en Egipto, Demis Roussos se presentó, causó una honda impresión, por su enfermiza corpulencia, su larga barba, sus deslumbrantes túnicas y sobre todo, su hermosa y delgada voz cantando en un impecable inglés. 

Se dice que todos los artistas que le cantaron a México en esos 29 años,  se presentaron en Siempre en Domingo, de 1969 hasta 1998, que cerró por deterioro de la salud de Raúl Velasco, el que decía: Aún hay más.  Se dicen tantas cosas después de tantos años, que aún hay mucho qué contar, así que este cuento continuará si Dios lo permite).

Texto Publicado en: Kaniwá #40 Suplemento cultural del periódico La Opinión, Poza Rica de Hgo; Veracruz. México, del 7  de enero de 2016.



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