lunes, 26 de junio de 2017

Historias para no contar. (4)





Es triste, que por una acción equivocada cuelguen una etiqueta, no los culpo, solo viven por vivir, no conocen la alegría, el olvido ni el perdón. No aprecian que la vida es fascinación por los pequeños grandes detalles. Libre se presenta ante ti, cada día como un regalo y depende de ti decidir: Si es un húmedo, oscuro y solitario salón de usos múltiples o un infinito, sencillo e iluminado teatro al aire libre.






La silenciosa tarde, huérfana del sol llegó hasta mi ventana. Me contó historias sin memoria. La atendí como se escucha el viento en una solitaria playa. Me confió que el día se resistía a morir; De las nubes errantes sin un puerto seguro; De los oscurecidos arbustos que comenzaron a acostarse antes que brillaran las primeras estrellas; Y de un árbol frondoso a mitad de la penumbra galopante. Traté de darle esperanza, le aseguré que todo será nuevo. Aún sin entenderme le dije: _”Duérmete, mañana lo verás todo muy diferente.” Y la tarde su fue a dormir...








“Y viniste a refugiarte a mis palmares,

bajo el cielo de mi tierra tropical.”



_”¡Mira!” le dije: _”Ahí está Peregrina.”

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