domingo, 10 de julio de 2016

Estados Unidos, el falso profeta.

Por Joel García Cobos.



En 1565 se inicia la colonización de Norteamérica con la  fundación de la primera ciudad en el estado de Florida, luego otra ciudad al este junto al Atlántico,  y en 1620 llegan los puritanos y se establecen en Plymouth. 

El origen de los Estados Unidos recibió un fuerte impulso con las llamadas Trece Colonias, formadas por emigrantes europeos que huían de la hambruna, las pestes y sobre todo, la intolerancia religiosa. Estas fueron de norte a sur: Massachusetts; Nueva Hampshie; Connectitut; Nueva York; Pensilvania; Nueva Jersey; Delaware;  Maryland; Virginia; Carolina del Norte; Carolina del Sur; y Georgia. Cada Colonia se organizó legal y económicamente, dependían de Londres, pero tenían asambleas locales que “les garantizaban su autonomía” y como la tierra era de quien la trabajara, se desarrolló la agricultura con la protección de Dios, a quien le fueron fiel, en un principio.

Según la enciclopedia Wikipedia, el descontento vino por el aumento de dos impuestos, uno por los timbres que debían llevar los documentos jurídicos y el otro, por el consumo del té; no aguantaron nada, asaltaron un barco disfrazados de indios pieles rojas en el puerto de Boston, en seguida se reunieron en el histórico Congreso de Filadelfia y redactaron su Declaración de Derechos (1774).
Así sin tanto rodeo y solo 2 años después, el 4 de julio de 1776 se celebra oficialmente la Independencia de los Estados Unidos de Norteamérica. Durante 8 años, las Colonias lucharon contra Gran Bretaña para obtener su independencia. Claro, recibieron prontamente  ayuda del gobierno francés, dinero y pertrechos, pues enemiga de Inglaterra le convenía su deterioro. Ya después los ingleses le pasaron la factura apoyando la Revolución Francesa.

Así a grandes rasgos sucedió, qué diferente a la historia de nuestra Independencia, aquí es una larguísima lista de abusos, abusados y abusivos, humillaciones, atracos, rebeliones, parece ser que a 200 años no aprendemos a decir ya basta. 

La prosperidad de Estados Unidos viene del hecho que la nación se fundó bajo principios bíblicos, por ejemplo, se dejó sin dudas que acá no hay reyes ni individuos de sangre azul, todos los seres humanos somos iguales, libres de esclavitud, libres también de escoger el credo y forma de adorar. Desde su independencia y durante más de cien años fue un país progresista, que apoyó causas nobles.

Pero lamentablemente su imagen ha caído hasta los suelos, se corrompió, estudiando la historia descubrimos con dolor su doble moral, se entremete en los diferentes gobiernos, no solo de nuestro continente, para poner gobiernos títeres y llevarse las materias primas que les permita vivir con comodidad. Ha dejado a un lado actuar con justicia y rectitud. Ya nadie cree la destrucción de las torres gemelas por fuerzas externas, fue para restringir las garantías individuales e impulsar la globalización. 

Solo hay que ver lo que pasa y analizar un poco, nuestro vecino del norte se desquebraja, quiere liderar un nuevo orden mundial, porque no contento con tener en quiebra sus finanzas capitalistas, tantas guerras lo tienen en números rojos, quiere promover otro experimento con otro modelo de gobierno, centralizado en un individuo y una reducida élite habituada a la sangre y a la maldad.

Estados Unidos es el Falso Profeta, la segunda bestia de Apocalipsis 13: 11: “Después vi otra bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como dragón.”


Texto Publicado en: Kaniwá #61 Suplemento cultural del periódico La Opinión, Poza Rica de Hgo; Veracruz. México, del 2 de julio de 2016.




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