miércoles, 16 de mayo de 2018

FALLECE DOÑA TOQUITA, FUNDADORA DE MATERNIDAD DE LA LUZ.



El Ing. José Luis Rodriguez Badillo publica en su face este merecido homenaje a doña Toquita al fallecer este 15 de mayo.

Hoy 15 de mayo, me entero que falleció esta ilustre señora, a quién le rindo este modesto reconocimiento, conózcanla, porque ya está en el cielo.

La Maternidad de la Luz
Doña Toquita, Enfermera Caritativa y Ejemplo de Entrega Altruista

Para hacer el bien basta tener abnegación y deseo convincente, pero un valor agregado es el instinto innato que ha tenido la señora Eustorgia Vidal Villanueva, una verdadera dama que nació en la Villa de Coatzintla un 11 de Abril de 1924, estudió la secundaria y preparatoria en Papantla y enfermería en el kilometro 52 en los programas de la Misión Cultural que encabezó la señora Blanch Wescamp, esposa del Ing. Jaime J. Merino, quien patrocinó las actividades de la Misión, donde se estudiaba Corte y Confección, Academia Mercantíl y otras disciplinas, como el caso de la señorita Vidal, que estudió Enfermería.

Eustorgia Vidal Villanueva fue hija del señor Vidal y doña Prisciliana Villanueva, que murió a causa de un parto, cuando ella apenas tenía 11 años de edad, en pleno velorio nació la vocación de su hija Eustorgia, quien al verla tendida y tal vez no alcanzaba a entender las cosas, sólo le dijo en voz baja, _”te prometo que me voy a dedicar a cuidar a las mujeres para que no se mueran”, promesa que marcó su vida y forjó a un ser humano como muy pocas se han dado, guardando todas la respetuosas proporciones, nos imaginamos a “La Madre Teresa”, cuanto menos poseemos, más podemos dar.

Tuvo como maestra a la enfermera Eva Zamudio en su formación, cuando terminó su instrucción de enfermera se integró a la Cruz Roja local, donde tuvo relación médica y de enseñanza con los doctores: Rodolfo Sánchez Casco, Fausto Dávila Solís, Francisco Villa Rentaría, Nabor Camacho y Pedro Zapata Vázquez, ilustres galenos de esa época, de quienes aprendió los principios de su profesión; cuando fue necesario instrumentó en las cirugías de emergencias, actividad que le dio en su momento gran experiencia en la medicina; en ese transe del tiempo contrajo nupcias con el joven comerciante Joel González Zamora, fincaron su domicilio en la Avenida Central Norte No 1005, hoy Boulevard Adolfo Ruiz Cortines.

Con el producto de la venta de plátano a gran escala edificó su casa y algunos locales de renta, a un costado poco a poco la maternidad fue prosperando, las facilidades bondadosas de Toquita se conocieron en todo Poza Rica y la región, la generosidad de “La Maternidad de la Luz” atrajo mujeres que llegaron a dar a luz, mujeres de escasos recursos de colonias lejanas se acercaron para ser atendidas, sólo dolores previos al alumbramiento era lo único que traían, la atención nunca se negó, de inmediato se facilitaba la atención requerida y en unos minutos un nuevo ser humano era recibido; se anotaban los datos como: la hora, el sexo, peso y el nombre de la madre, que eran anotados en una libreta de control; de allí, Toquita extendía un papel con estos datos para el registro civil, primero en Coatzintla y después en Poza Rica.

Cuando llegaba el día de alta, Toquita recibía como pago del servicio lo menos imaginado; algún cajón de plátanos, naranjas, animales de rancho o sólo unas cuantas monedas; al final todo servía para la alimentación de las que se quedaban e iban llegando; bajo estas condiciones, la comida la hacían las embarazadas, la disposición fue grande, sabían de su condición y era menester su colaboración; otras, hacían pañales, sábanas y cobertores de trapos que mucha gente llevaba en forma de colaboración, de esta manera se convirtió en una maternidad de ayuda solidaria, pues lo que menos se tenía era dinero circulante.

Doña Toquita abrió su corazón y las puertas de su maternidad a quien la tocaba sin importar la hora, en cualquier momento estaba presta para recibir a una nueva criatura, sus manos recibieron casi como una escena celestial a miles de niños que hoy son ciudadanos de Poza Rica y la región. Una mañana de estas Toquita escolió con nostalgia, la mujeres llegaba llorando y con los dolores a cualquiera hora, prácticamente pidiendo socorro, pero nunca se le cerró la puerta a nadie, eternamente la imagen de Toquita se vio abriendo su corazón, proveyó consuelo y ternura mientras les asignaba cama e iniciaba el trabajo de parto, ¡mujer sin igual!

Su bondad era conocida por los galenos altruistas de Poza Rica y estaban al tanto de las dificultades; cuando el parto lucía complicado, una llamada era suficiente para entrar en apoyo o bien eran recibidas en sus clínicas para auxiliar y llegar al feliz arribo; así, miles de niños llenaban las libretas de registros de “La Maternidad de La Luz”; un periódico destacó en los años 60´s, que esta benemérita Mujer, en alusión a Doña Toquita, ha tenido el domicilio donde nació tácitamente la mitad de los ciudadanos de Poza Rica y así es, no importó la condición social, trabajadores eventuales de Petróleos Mexicanos, de compañías, gente dedicada al campo y mujeres que trabajaban en los distintos centros de giro rojo.

Muchas clínicas y hospitales de eminentes doctores, entraron en servicio en Poza Rica; Dr. Mario Blázquez, Enrique Padilla y el Hospital Civil entre muchas más, pero el índice de atención en “La Maternidad de la Luz” iba a la alza; las libretas de registro eran auditadas por las jurisdicciones correspondientes para verificar el censo de natalidad y el altruismo no decaía por parte de Toquita; no obstante de tener deficiencias médicas, por esas fechas perdió un riñón en una cirugía que comprometió su vida, vida que estaba en su Maternidad, a la que regresó cuando fue dada de alta; para los años 70´s, el boulevard Adolfo Ruiz Cortines se amplió en sus dos arroyos vehiculares y la modernidad se imponía.

Un hecho insólito y único en la vida de Poza Rica, e inolvidable para la historia de “La Maternidad de la Luz” fue el día 17 de Agosto de 1974, con el nacimiento de cuatrillizas, la señora Saraid Kedneys Hernandez tuvo por unos momentos a sus cuatro hijas, pero pocas después, estas fueron remitidas por su estado delicado a la Clínica del Seguro Social y de Petróleos Mexicanos, en donde al día siguientes lamentablemente murieron dos en cada unidad médica, bajo la imposibilidad de la enfermera Toquita quien lamentó con tristeza el hecho, pues su apostolado era el de salvar vidas.

Al finalizar esa década, un inesperado día llegó a la Maternidad un empleado de la Secretaría de Salud a efectuó un check list de equipo, fue evidente que se carecía de: quirófano, autoclave, incubadora y otros equipos, freno categórico para seguir operando, dictamen que con el más absoluto respetó, entendió y acató Toquita y fue razón por la que más tarde cerraron las puerta por primera vez y para siempre, pues no tuvo recursos para comprar el equipamiento requerido y, penosamente no existió autoridad alguna que se le ocurriera proporcionar este para seguir dando servicio a quien lo necesitaba, terminando un ilustre servicio altruista, pero justo dio la pauta para que naciera una leyenda viviente; la insigne enfermera enviada por Dios a Poza Rica, Eustorgia Vidal Villanueva, quien posee un salvoconducto para llegar al Cielo, donde el creador pone a personas como ella. En la Gloria.

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