Por Joel García Cobos.
Estamos ya en plena temporada
navideña, un espacio en el calendario lleno de color, buenos deseos y regalos, estamos
acercándonos a la noche del 24 de diciembre, aunque esta no es la fecha exacta
del nacimiento del Salvador del mundo, las personas están generosas.
Desde que
comienza el mes de diciembre, los comercios adornan sus aparadores con árboles
de navidad, Santa Clos, flores de nochebuena y lluvias de foquitos de colores,
llamando más la atención a las mercancías de temporada que están listas para la
derrama económica de aguinaldos y fondos de ahorro.
En los hogares
que hay niños, se engalanan con pinitos, nacimientos y piñatas de picos para
alegría de los pequeñines, que crean que existe o no existe el gordito de colorado, ellos relacionan la fecha con
juguetes, dulces y comida. La televisión y radio, aportan mucho al ambiente
festivo con sus anuncios, comentarios y sobre todo música navideña; el popular Jo jo jo jo se oye como un presagio
de un día especial.
Pues bien, Los
historiadores no se ponen de acuerdo en qué siglo nació el villancico, unos
dicen que en el XIII y otros que en el XV, pero todos aseguran que eran
sencillos y describía la vida común de las villas, y que luego destacaron los
que cantaban por la navidad, en esta temorada no importa que sean villancicos o
canciones, son cantos navideños, y la mayoría alaban el
nacimiento del Mecías. Según, en España
su compositor más famoso fue el Marqués de Satillana y en México, Juana Inés de
la Cruz, una intelectual, que dicen se vestía de hombre para poder tomar clases
en la universidad vedada para las damas.
La melodía que
primero reproduce la radio y tv en nuestro panorama, es Regalo de Reyes, la cantó y compuso
el mexicano David Lama Portillo (1925- 1985) quien formara parte de la orquesta
de Agustín Lara, se le recuerda por interpretar Candilejas y a Rafael
Hernández. Esta es una de las canciones que
más fama le diera a Javier Solís: “Ya va llegando diciembre y sus posadas/ se
va acercando también la Navidad/ el año
nuevo me traerá nuevas tristezas/ y por tu ausencia lloraré de soledad…”
Y yo añado
conforme a mi humilde opinión: Feliz Navidad; Burrito sabanero; Rin, rin; Blanca
Navidad; Rodolfo el reno; de todos estos hay innumerables versiones para todos
los gustos, sin olvidar, claro está, las
Ardillitas en Navidad, con su travieso Pánfilo que una y otra vez escuchábamos
de niños: “Somos ardillitas, somos tres no somos dos/ estamos muy contentos
porque ahí viene Santa Claus…”
Según
Wikipedia, Eduardo Guerrero, nace precisamente un 24 de diciembre de 1916, en
Tucsón, Arizona, y muere en California
en 2005, sus padres emigraron de Cananea
Sonora, fue compositor y guitarrista México estadounidense, se le atribuye la
paternidad de la música chicana, escribió muchas canciones, pero las más
conocidas son La minifalda de Reynalda y Pancho López ¿Las recuerda?
Entre las
canciones más tristes de esta temporada está Amarga Navidad firmada por el
guanajuatense José Alfredo Jiménez (1926 – 1973), que se dice no sabía nada de música, solo las silbaba para que
escribieran la partitura, esta como muchas de sus canciones han sido interpretada por un sinnúmero de cantantes
nacionales y extranjeros: “Acaba de una vez de un solo golpe/ por qué quieres
matarme poco a poco/ si va a llegar el día en que me abandones/ prefiero,
corazón, que sea esta noche./ Diciembre me gustó pa´ que te vayas/ que sea tu
cruel adiós mi Navidad/ no quiero comenzar el año nuevo/ con este mismo amor,
que me hace tanto mal…”´
Y entre los
canticos más melancólicos se encuentra: Ven a mi casa esta navidad; a quién estando
en similares circunstancias no le da escalofrío al escuchar: “Tú que estás
lejos de tus amigos, de tu tierra y de tu hogar/ y tienes pena, pena en el
alma, porque no dejas de pensar/ tu que esta noche/ no dejas de recordar/
quiero que sepas/ que en nuestra mesa/ para ti tengo hay un lugar…/
interpretada y escrita por Luis Aguilé, presentado por Raúl Velasco en aquel
legendario programa Siempre en Domingo.
Disfrutemos en
esta Navidad, a Jesús, Salvador del mundo y personaje central del universo y de
nuestras vidas, que dejó su encumbrado lugar junto a su Padre Dios, para venir
a nacer en un humilde pesebre y enseñarnos a vivir con amor y disciplina, y darnos
vida eterna y feliz.
Texto
Publicado en: Kaniwá #32 Suplemento cultural del periódico La Opinión, Poza
Rica de Hgo; Veracruz. México, el 13 de diciembre de 2015.
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