jueves, 26 de mayo de 2016

Volaron los Pajaritos.

Por Elisa Cobos Enríquez.


Desde el momento en que Florita decidió aprender a leer y a escribir la niña fue otra, llegaba temprano a la escuelita, obedecía y realizaba con gusto las tareas, ya no se peleaba con los chamacos ni se iba a tirar piedras al arroyo. 


Un día que  la joven  tuvo que salir un rato, dejó encargada a la niña, cuando regresó se  quedó  asombrada al ver a los niños hincados y en completo orden haciendo la tarea, al indagar Florita le contestó: __”Maestra, es que así nos apuramos y la hacemos mejor porque el  piso nos lastima las rodillas.”

La profesora les dijo que no era necesario actuar así,  que su decisión y palabra era suficiente para adelantar en disciplina y en cualquier propósito que se hicieran en la vida. Así pasaron los meses  y aprendieron todo  lo que la  maestra les enseñó.

            Un día la educadora le dijo a la niña que se quedara un momento, le hizo saber que su aprendizaje había terminado, que todo lo que ella le pudo enseñar, ya ellos lo sabían, sin dejarla terminar,  Florita  abrasó a su maestra y entre sollozos le preguntó:  __”¿Por qué no quiere que siga  yo  en su Escuelita?  Me porto bien,  ya obedezco  y ayudo en todo lo que me piden mis papás, no le digo groserías a nadie.

La joven la abrazó con ternura y le preguntó qué  le gustaría estudiar cuando fuera  grande, le contestó sin titubear: Maestra. __”Por eso debes ir  a una escuela oficial para que estudies la Primaria, 6 años, te den el certificado, luego sigas la Secundaria y la Normal.” (Antes para docente no se estudiaba la Preparatoria, era para otras carreras como  Medicina  y Leyes).

__”Así  que, Florita, te  vas  a  la  Primaria de Pemex.”  Ella angustiada le dijo que no podía ir, porque ya la habían expulsado. __”Pero la niña que expulsaron  era otra,  aquella niña ya no existe, ahora eres otra.” Ya calmada añadió con entusiasmo: __”Bueno, le diré a  mi papá que me inscriba.”
La joven platicó también con las madres y padres de los otros  niños, les explicó y les recomendó que ya los llevaran a la escuela y que los fueran a buscar a la salida, que cuidaran y se esforzaran en el desarrollo y educación de sus niños.


La escuelita se quedó vacía, la maestra respiró hondo y comentó: Se fueron los pajaritos, los ayudé a volar.


Texto Publicado en: Kaniwá #55 Suplemento cultural del periódico La Opinión, Poza Rica de Hgo; Veracruz. México, del 22  de Mayo de 2016.







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