Las familias adventistas huyeron de sus hogares por temor a las amenazas de muerte de las que fueron objeto en las últimas horas, dejando a la intemperie todas sus pertenencias de valor y lo único con lo que cuentan para subsistir.
Los pobladores acusaron a las tres familias de haber renunciado al catolicismo, pero las autoridades locales “señalan otros motivos”.
Hace cuatro años, recordó la Coordinación de Organizaciones Cristianas, los católicos ya habían destruido una vivienda de los adventistas y los hechos han quedado sin castigo y la impunidad.
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