Por Joel García Cobos.
Las crónicas cuentan que había una
vez un programa kilométrico de variedades que invariablemente comenzaba con la
voz de un dueto femenino muy agudo que cantaba Siempre en domingo, y una voz masculina bien timbrada y echándole
mucha crema a sus tacos añadía la presentación: __”Y ahora con ustedes, para conducir
este programa, el señor: Raúl Velasco.”
Se dice que entonces aparecía en el
escenario un señor vestido de traje, con micrófono en mano, de estatura baja,
blanco, de pelo lacio cruzado sobre una frente que cada día se fue ampliando
más, de lentes y sonrisa de conejo, que saludaba arengando a su público del
estudio y televisivo, el primero le aplaudía generosamente, mientras que el
segundo se sentaba con cara al televisor.
Mucha gente narra lo mismo que él
contaba: Raúl Velasco Ramírez, nació el 24 de abril de 1933 en Celaya, en el
estado de Guanajuato, donde la vida no vale nada, fue muy humilde, su padre tuvo una tienda de
abarrotes; desempeñó varios trabajos. Aquí comenzó a escribir en una revista
deportiva, a los 20 años se muda a la ciudad de México, donde escribió en
revistas y diarios en la sección de espectáculos.
También se asegura que su hermana
se casó con un licenciado que llegó a ser presidente de la república y
accionista de Televisa, y con el tiempo su sobrino gobernador de nuestro
estado, aunque esto sin duda le ayudó mucho, hay que reconocerle que miraba
alto, a las estrellas, se fue superando, describía el fulgor de ellas en sus crónicas, algunos dicen
que estudió Periodismo, y otros que fue observador y muy trabajador.
Hay quienes afirman que admiraba tanto a las estrellas, que produce su programa con esa materia prima y llegó a ser muy famoso; que el canal de transmisión se llegó a llamas así; se codeaba con ellas, a muchas presentó, otras descubrió y a otras de plano las apagó.
Raúl tenía como recalcan muchos, sonrisa
de conejo y risa de canijo, pues aunque nadie se llegaba a reír de sus chistes
sin sentido, constantemente los decía y los camarógrafos estaban prestos para
captar entre el público la más mínima expresión de alborozo que le hiciera
segunda y justificara su risa boba.
Dicen las voces que nada se
callan, que llegó a ser tan conocido en
muchas partes del mundo, que se le subió a la cabeza la fama, dejó a su esposa
mexicana y se volvió a casar con una dama alemana; para entonces, ya solo
vacacionaba en el extranjero y hacía alarde de sus múltiples amistades
influyentes, y que llegaba a grandes hoteles e iba a fastuosas fiestas de
noches estrellas.
A su favor dicen y siguen diciendo, que nuestro México fue más recordado y querido en el mundo, por presentar Siempre en Domingo nuestra cultura y nuestros grandes artistas, músicos y compositores, como Lola Beltrán, Lucha Villa, la Prieta Linda, Vicente Fernández, Ana Gabriel, Luis Miguel, Daniela Romo, Dulce, José José, Juan Gabriel. Thalía, Los Panchos, Los Diamantes, Armando Manzanero, José Alfredo Jiménez, Consuelito Velázquez, Roberto Cantoral, etc
Al verlos, los extranjeros los
asociaban y recordar a las leyendas del cine mexicano,
como: Pedro Infante, Jorge Negrete, Dolores del Río, María Feliz, Silvia Pinal,
Pedro Armendáriz, El Indio Fernández, Gabriel Figueroa, Tin, Tan, Agustín Lara,
Cantinflas, Viruta y Capulina, por mencionar algunos; y también a los grandes
muralistas e inolvidables poetas.
Dicen que en esta tierra de caudillos, Velasco era tremendo, una vez en
pleno programa regañó a Luis Rey porque no le cuidaba los modales a su hijo
Luis Miguel, pues siendo un adolescente se dejaba el pelo largo y Luis Mi se lo
echaba para atrás de una forma que a él le parecía poco varonil, así que ni
tardo ni perezoso se lo echó en cara; En otra ocasión dejó helado al público al
parar la actuación de un estrafalario cantante que se hacía llamar Zorro, ante
la cara de vergüenza y espanto de éste, pidió perdón al público porque no checó
personalmente la calidad del artista y él que respetaba mucho su cautiva
audiencia ‘no le podía dar gato por
liebre, en este caso dijo gato por zorro.’
También no podía faltar el comentar
que gustaba presentar al tristemente
célebre Profesor Zovek, un escapista émulo de Kalimán que se acompañaba de
bellas asistentes con poca ropa, y que
finalmente en 1972 fue vencido por la muerte; el misticismo de Velasco no le impedía besar a todas las
mujeres bonitas que pisaban su escenario, les pedía un besito “para la buena
vibra.”
Como conductor Velasco era
insuficiente, no tenía la elegancia de Jorge Labardini, ni la sapiencia de
Pedro Feriz Santa Cruz, ni la chispa y practicidad de Paco Malgesto, ni la cordialidad y carisma de Luis Manuel
Pelayo; ni el rostro de Marco Antonio Regil, ni el lenguaje correcto de Jacobo
Zabludovsky; pero a fuerza de verlo durante 3 décadas se ganó un lugar en la
historia de la farándula y de la televisión mexicana, ya cuando su enfermedad
lo limitó se apoyó de Janet Arceo y de
su hija Karina, esta última sin éxito.
Por último,
los murmullos cuentan que murió Raúl Velasco a los 73 años de edad, bajando más
la voz como señal del respeto que se ganó, cuentan una anécdota curiosa,
Televisa anunció que el 26 de noviembre de 2006 le hará un gran homenaje, así
que el 17 de octubre grabó un programa especial que transmitió precisamente el domingo 26 de noviembre el día en que
murió.
Fotografías tomadas de:
https://www.google.com.mx/search?
q=raul+velasco&biw=1422&bih=736&source=
lnms&tbm=isch&sa=X&sqi=2&ved= 0ahUKEwj0qpflp4TLAhUIOCYKHcG5CGYQ_AUIBigB&dpr=1